“Karina, una joven atrapada en el cuerpo de una anciana”
Una mañana muy fría, mientras tomaba
un café, esperando a la persona que llegaría a la próxima sesión… el citófono
comenzó a avisar que alguien había llegado, sí, era Karina,
puntual y ansiosa, por todo lo que podría ocurrir en su sesión, durante
las próximas 2 horas y media. Y esa joven
delgada, blanca, de pelo negro y largo, con 19 años de edad… me sorprendió mucho y
llamó mi atención, porque a su corta
edad, padeciera de Colón irritable, además
de otras dolencias, que son propias de una persona mayor, a la que por los
años, su cuerpo comienza a reclamar con dolores y enfermedades características…
y ella me dio la razón, cuando describió: “Me siento una joven,
atrapada en el cuerpo de una anciana”, porque según me comenzó a
explicar, los dolores la acompañaban
diariamente, haciendo difícil llevar una
vida normal, y esto le estaba complicando
también en su primer año de universidad, porque además podía reconocer que la
falta de concentración y el miedo, afectaba fuertemente en su rendimiento académico y en su vida cotidiana. La sesión comienza, como de costumbre,
acomodando su cuerpo en el sillón, mientras su respiración, la comienza a llevar
a un estado de calma y relajación, suavemente y en forma muy natural, tan
natural como parpadear, y tan gradual que uno no se da cuenta cuando pasa el
umbral y Karina ya estaba en un trance muy profundo, pero de pronto…toda la calma fue interrumpida
por un llanto que venía no se sabe de
dónde, ni por qué…sólo eran lágrimas, temblores en el cuerpo y su boca con gran
esfuerzo y dificultad, lanzaba algunas palabras: “Soy una niña de 11 años …vivo en
un lugar… antiguo, que no logro
identificar exactamente… en el año 1950,
mi nombre es Esperanza y voy caminando … por una calle obscura, voy caminando muy apurada… pisando adoquines a
lo largo del camino, de la mano de mi
padrastro, y esa mano, me produce una
sensación espesa y muy desagradable, muy aplastante e inmovilizadora, porque siento mucho miedo y mi mente no puede concentrarse en nada, cuando él está cerca de
mí, es como un castigo… porque es el mismo miedo que siento ahora, y la
misma dificultad de poder concentrarme…ahora entiendo todo”. Este hombre había sembrado en la niña, mucho miedo, tras cada acto de
violencia y agresión psicológica y emocional, al igual que en su madre, la misma madre de su vida actual. Este hombre,
violento, tirano, destructor de autoestima y emociones…el Padrastro de
Esperanza, solía beber y reaccionar de forma agresiva, lo que mantenía a la niña y su madre, en una constante incertidumbre, fundida con un inevitable terror. Y mientras avanzaba la sesión…Karina, sigue relatando, mientras sigue recordando lo que le pasaba a Esperanza
y lo relataba como si lo estuviera viviendo nuevamente: “Estoy escondida en un rincón de
un parque de diversiones, cercano a mi
casa y llama fuertemente mi atención, esa rueda inmensa de los juegos, llena de personas
que suben y bajan al ritmo de las vueltas…que gira y gira lentamente…
capturando mi mirada, y manteniéndola enfocada,
como un rayo láser, como si estuviera encantada…
con muchísima atención y sin perderme detalle. Y a medida que esto ocurre, una agradable
sensación de tranquilidad y al mismo tiempo de concentración, hacen cada vez más intensas 2 sensaciones
completamente opuestas en mí…la agradable sensación que me produce la Rueda, mientras gira y gira y la terrible sensación que me hace
sentir mi padrastro, el sólo pensarlo,
el sólo saber que está o estará cerca de mí, porque junto a
los temblores que recorren todo mí cuerpo…otras sensaciones se suman como una
mezcla que me hace doler el alma”.
A esa altura comprendía de dónde venía esa desconcentración y ese temor que afectaba hoy la vida de
Karina, y pude comprender con claridad
que ese hombre del pasado era el responsable, pero lo más importante era el
descubrimiento que estaba haciendo la propia Karina, porque al hacerse
consciente de que ese temor y desconcentración le pertenecían a la vida de
Esperanza y no a la suya, es en ese momento mágico, es donde se produce la
desconexión y la recuperación… Pero aún había
más por descubrir y justo cuando avanzábamos, y dábamos los pasos en
la última parte de la sesión, Karina,
relatando lo que le sigue ocurriendo a Esperanza, dice: “Estoy en mi lecho de muerte, postrada en
una cama, con tan sólo 11 años de edad, y mi cuerpo siente mucho dolor,
porque es víctima de una peste incurable, mientras mi estómago es torturado por intensos
dolores también, y mi mente divaga entre la consciencia y las alucinaciones,
mientras mi cuerpo parece hervir, gracias a una fuerte fiebre que se burla de
los inútiles intentos de mi madre por bajarla y controlarla, con inofensivos paños
blancos y húmedos”…Y gradualmente todo el dolor y la fiebre se terminan, cuando su consciencia es
cubierta por una luz muy grande, que llena todo el momento, porque la muerte de
ese cuerpo enfermo, le permitió comenzar a flotar y contemplarlo desde arriba, pero ahora sin dolor, sin miedo,
sin fiebre… pero pudiendo sentir la gran tristeza que sacudía a su madre, sufriendo la muerte apoyada en esa
cama fúnebre y sin poder creer lo que estaba pasando, sin aceptar que su hija
había partido. Pero dejar ese cuerpo
enfermo y lleno de dolores, significó la liberación para Esperanza Quien, ahora en esta vida y con el
nombre de Karina, descubrió el por qué
se sentía: “Una joven atrapada en el
cuerpo de una anciana”.
En muchos casos he podido verificar que enfermedades y dolencias físicas, vienen directo del pasado, más allá
de esta vida, de experiencias de vidas
pasadas, donde he visto casos de Asma hasta ese entonces crónica, dolores
intensos de espalda y hasta un caso de esclerosis múltiple, que venían de otras
vidas. Y si te gustó este artículo, compártelo con otra persona que quizás le
pueda ayudar o gustar y déjame tus comentarios, para poder responderte.
Cariños
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