Vida después de la vida

Vida después de la vida...

En algún momento sin tenerlo planificado, cuando Marcia y yo estábamos en diferentes sesiones de Hipnosis, ya sea para trabajar temas emocionales, bajar niveles de ansiedad, fobias  o cualquier tratamiento, comenzó a ocurrir algo inesperado, sí, algo que no estaba en nuestro proceso de formación ni tampoco en nuestras experiencias, porque quienes estaban en estado hipnótico, comenzaban a transformarse en un canal de comunicación con personas que ya no estaban físicamente con nosotros, pero sí en otro estado y en otro plano. Y puedo recordar perfectamente en una sesión para bajar el nivel de ansiedad, estaba Sandra en trance hipnótico, y su esposo sentado, acompañándola en la sesión, cuando antes de comenzar con el procedimiento...ella dice: "Hay un señor mayor, con una chomba  café, su frente es amplia (Da otras descripciones físicas) y me da un mensaje para Usted Pablo...Dice que el número es el 8, que todo saldrá muy bien finalmente...Y también hay una señora de edad, que coloca tu cara, entre sus manos y te dice: "Mi niño..."Esas descripciones me congelaron, porque comprendí inmediatamente de quienes se trataban...quienes me hablaban de esa forma y quien ponía sus manos en mi cara para decirme: Mi niño... eran mi abuelo Jorge y mi abuelita Silvia, que habían partido años atrás. A partir de ese momento a además de darme cuenta del sentido del mensaje de mi abuelo, comprendimos con Marcia, que el estado alterado de consciencia o trance hipnótico, puede ser como un portal, donde el tiempo y el espacio existen de una forma diferente, porque nuestra mente puede viajar con tanta facilidad y con tanta familiaridad como si fuera esa tu forma natural de sentir y pensar. Entonces, desde ese momento comenzamos a utilizar esta realidad para ayudar a quienes estaban en la sesión, para que los mensajes entregados por estos seres en otros planos, nos dieran luz y guía para encontrar caminos incluso terapéuticos, además de poder lograr la magia de descubrir esa comunicación directa e inolvidablemente sanadora, con quienes amas y ahora ya no están en este mundo físico.Vida después de la vida...

En la sesión de Hipnosis de Any, que había perdido a su madre meses atrás, en un accidente automovilístico, Marcia, establece una especial comunicación entre  Any, su hermana y  su Madre...gracias a una técnica muy poco conocida en el mundo de la hipnosis y por ello poco utilizada, la Madre  comienza a comunicarse por medio del cuerpo de su hija Any,  pudiendo verbalizar su mensaje a través de la voz de Any...y ahora podemos compartir una fracción de esta maravillosa experiencia en el siguiente audio video. 

Testimonio de Any

Tras el trágico accidente jamás creí tener la oportunidad de volver a sentirla y mucho menos hablar con ella...gracias a la hipnosis logre lo imposible...tener esa última conversación...esa en que cualquiera daría todo por tener tan solo 1 minuto más...pues yo la tuve...pude despedirme de ella...sentir ese abrazo del alma..ese amor infinito que tan sólo una madre te puede dar.

A las personas que están sufriendo por haber perdido a un ser querido, les digo que la vida como la conocemos termina,  y sí es doloroso.. pero deben saber que nuestra alma no muere...que ese ser querido jamás se irá del todo...esta ahí...acompañándonos en  cada paso que damos.

A las personas que no conocen la hipnosis o que no creen en ella, les puedo decir que ésta es una maravillosa oportunidad para reencontrarte con tu ser querido...para liberar todo ese dolor...para reencontrarse a uno mismo. El haber conocido a Marcia es un regalo en medio de todo este dolor...es esa luz cuando ves todo negro...gracias a la hipnosis,  el dolor tras perder a mi mamá se transformó...ya no veo la muerte como tal...gracias a esta terapia y la gran ayuda de Marcia puedo avanzar...solo les puedo decir se den esa oportunidad y arriésguense si no creen...no se arrepentirán...se que ustedes darían todo por tener ese minuto más con ese ser amado...y la hipnosis es esa opción.

Ana Durán

Rancagua, julio de 2015

Un gran abrazo,

Marcia