Hay personas que sufren de pánico escénico y que les resulta muy difícil poder compartir y expresarse frente a un grupo de personas. Y eso hace que comiencen a evitar momentos que podrían ser muy gratos, sólo por temor a que esa sensación se materialice y cobre vida...haciéndose evidente y difícil de ocultar.
Y tú sabes que cuando te sientes así, muchas veces no logras encontrar ni entender, de dónde viene o cuándo nació ese temor, o en qué momento ese sombrío miedo, comienza a hacerse más fuerte, y mucho más paralizante. Como es el caso de Liliana, una mujer joven que llegó a mi consulta con esas interrogantes, y como muchas otras personas en su misma situación. Porque Liliana, angustiada por no poder controlar estos evidentes y molestos síntomas, que hacían que en su trabajo no pudiera desarrollarse, ni mostrar sus proyectos, porque no confiaba en sus conocimientos, ni en su experiencia. Y además, sentía que cada persona que alzaba la voz... estaba sobre ella.
Pero fue gratificante encontrar, esa respuesta, esa solución y comprensión en una regresión a una vida pasada, donde en Francia, a fines del año 1700, en una construcción inmensa, un colegio lleno de salas con cielos altísimos, pupitres de maderas oscuras, donde en medio de un acto, frente a cientos de alumnas y maestros, Liliana fue cruelmente ridiculizada, siendo blanco de burlas y miradas amenazantes que no le permitían articular palabras, ni tampoco poder leer el texto que tenía entre sus manos. Es decir cómo cuando uno abre un cofre misterioso, Liliana encontró en esa regresión, tantas respuestas y tanta liberación, al darse cuenta que ese miedo no le pertenecía, sino a esa niña del pasado. Y justamente por ello, mientras escribía el caso de Liliana, llegan a mi mente muchas historias, muchísimos recuerdos en particular el de Daniela, que vivió una experiencia muy parecida, pero no en una vida pasada, sino en otro punto de la línea del tiempo de su vida. Porque a ella, desde hacía ya varios años, la acompañada un paralizante miedo, que le quitaba toda posibilidad de control en su vida. Y como un interruptor que se activa en forma automática, como un disparo, ella sentía que debía huir o esconderse, porque no sería capaz de sobrellevar la situación. Y en esa búsqueda del origen de su miedo, su mente inconsciente la llevó directo al recuerdo de varias experiencias de su niñez, porque en medio de su más tierna infancia, se sembraron las tristes semillas de una emoción que cuando adulta, darían sus amargos frutos. Daniela primero se sumergió en uno de esos recuerdos, pudiendo ver, oir y sentir, como si lo estuviera viviendo nuevamente...donde yo era una espectadora de una triste película, una historia, una vivencia, que me conmovió hasta las lágrimas. Porque cuando Daniela tenía solo 6 años de edad y con una noble e inocente intención, tomó un colgante para plantas que tejía su hermano cuidadosamente para su clase de manualidades de los días Martes. Y Daniela, con la convicción de que era una gran idea, tomó unas tijeras, y como ese colgante le parecía muy largo, quiso ayudar y simplemente lo acortó, dejándolo de un tamaño pequeñito, ideal para que ella pudiera continuar tejiéndolo, y para ella simplemente era una obra de arte y una gran ayuda para su hermano, sólo algunos años mayor que ella....Pero abrupta y repentinamente apareció su madre, quien vio sólo una tragedia, como una escena del crimen, porque estaba Daniela con las tijeras en sus pequeñas manos y estaba el colgante de su hermano, mutilado... La madre enfurecida la castiga duramente y le clava el peso de la culpa, y la niña, estalla en llanto y lágrimas, pidiendo de rodillas a su mamá y a su hermano quien también lloraba, que no la llevaran al día siguiente al colegio a dar una explicación a la profesora y frente a toda la clase, confesándose como culpable, de que su hermano no llevara su trabajo y peor aún, no tendrían dinero para comprar nuevamente los materiales, lo que agravaba en ella el peso y dolor de esa culpa y el sentirse disminuida y ridiculizada. Al día siguiente cumplió con la petición de su mamá y fue ese el episodio más traumático que sacudió y marcó su vida.
Daniela ya podía comprenderlo todo....porque antes sólo tenía débiles recuerdos de ese episodio.
Y así puedes darte cuenta, que una regresión, ya sea a esta vida o a una vida pasada, puede entregarte esa solución, esa sorprendente y muchas veces inimaginable respuesta, que no está disponible a tu memoria consciente, pero sí al recuerdo de tu alma y en el archivador de todas tus experiencias, porque mientras se llega ahí, puedes comenzar a sanar y a cambiar tu vida, sin medicamentos, ni largos tratamientos, porque todos saben que la mente puede curarlo todo!!!!
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Muchos cariños y te deseo toda la felicidad del mundo para este nuevo año que comienza!!!
Marcia.
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